Nos enfrentamos a una nueva remodelación de las enseñanzas de la formación profesional, pero…¿Tiene realmente sentido este cambio?¿Vamos a cambiar todo, para que todo siga igual?¿De qué depende que el cambio tenga éxito o no?
Por lo que hemos leído hasta ahora, la reforma pretende dar una mayor flexibilidad a las personas para que puedan acreditar su formación de una forma totalmente personalizada, adaptándose a sus necesidades y a su ritmo de aprendizaje, que la empresa se implique más en la formación del alumnado, aumentar el tiempo de estancia en las empresas….y expresado así la “música” no suena mal, pero para que esto llegue a buen término y sea algo efectivo y de éxito creemos que hay algunas cuestiones que habrá que trabajar con esfuerzo.
Uno de los principales cambios tiene que ver con la Formación en Centros de Trabajo (FCT) que desaparecen como tal. Con la reforma pasa a denominarse Fase de Formación en Empresa (FFE) y ya no se evaluará como un módulo. Los contenidos que se den en la FFE deberán ser resultados de aprendizaje de los distintos módulos que se cursen en 1º y 2º, y se evaluarán dichos resultados en los módulos de los que se hayan sacado. Esto va a implicar que se deberá conseguir una coordinación excelente entre empresa y centro educativo, haciendo un seguimiento exhaustivo por parte de los tutores de empresa y FFE.
Habrá que conseguir la implicación de las empresas en la formación de los alumnos, tal y como se plantea en la reforma, en la que se deberán alcanzar los resultados de aprendizaje que se asignen. Entendemos que para facilitar a las empresas dicha formación, el trabajar por proyectos puede ser un facilitador para la obtención de los resultados que se pretenden alcanzar, pero para ello, igual que antes, la comunicación debe ser excelente.
Habrá que conseguir que las empresas acepten alumnos de primero para que realicen prácticas al final de su primer año, fundamentalmente por la corta duración de dicha estancia en la empresa. Todos somos conscientes de que 3 ó 4 semanas son poco tiempo. Entendemos que dicha estancia deberá plantearse como una primera toma de contacto con la empresa y un conocimiento mutuo entre ambos, para si es posible, que el alumno se incorpore a esa misma empresa al año siguiente.
Para la flexibilidad que se quiere dar a la formación, pudiendo el alumno ir acreditando módulos de manera separada, será necesario que la Consejería de Educación la aplique en cuanto a la ratio de alumnos por aula, ya que si esto no es así, difícilmente podrá los centros admitir alumnos para módulos sueltos, que además conllevará una gran dificultad para adaptar los horarios para este tipo de alumnado.
Seguro que nos enfrentamos a más, pero dejo para el final, lo que para mi es el reto por excelencia: Flexibilidad y rapidez para cambiar las cosas que no funcionen como estaba pensado, por parte de Centros, Empresas y Consejería de Educación. ¿Seremos capaces de ser rápidos y flexibles?
Sin lugar a dudas, nos volvemos a enfrentar a cambios como ya ocurrió en el pasado, y aunque en un primer momento haya mucha incertidumbre, deberemos ser capaces de contribuir a que la Formación Profesional sea uno de los principales motores de empleabilidad de nuestros jóvenes.
Autor: Juan Abella